Santiago Santana es un destacado empresario originario de Las Palmas, en Canarias, que ha estado al frente de importantes proyectos de construcción enfocados en la industria turística desde la década de los años 70. A través de su compañía, el Grupo Santana Cazorla, ha ganado reconocimiento como uno de los pioneros en la revitalización del turismo tanto a nivel regional como nacional. Sus inicios laborales datan de mediados de los años 60, cuando en su adolescencia desempeñaba diversas funciones como electricista, tractorista y distribuidor en el sector agrícola. “Esas experiencias nos forzaban a asumir responsabilidades rápidamente, lo que aceleró nuestro proceso de maduración”, comenta Santana.
Al alcanzar la mayoría de edad, decidió emprender su camino y fundar su propia empresa de construcción. A pesar de que España enfrentaba una severa crisis de desempleo en aquel entonces, Santiago adquirió su primer camión y comenzó a trabajar en el ámbito de la construcción en su región natal. “Comencé mi trayectoria acompañado de uno de mis hermanos en la distribución de materiales, lo que posteriormente nos abrió puertas en la obra pública”, relata. Fue en este contexto donde se originaron las actividades del Grupo Santana Cazorla, que, apoyados por inversiones de las Reservas de Inversiones Canarias y recursos propios, iniciaron proyectos de menor escala relacionados con obras públicas y tierras, a través de permutas con los propietarios de los terrenos.
Santana explica que, al involucrarse en el sector turístico, lo hizo arriesgándose, sin contar con demasiada experiencia: "Al tener la infraestructura necesaria, nos enfocamos en la urbanización y permutas con dueños de terrenos... Lo crucial era asegurar buenas ubicaciones y encontrar expertos en el área de turismo”. Durante los años 70 y 80, cuando Gran Canaria vivió un auge en el turismo, la empresa de Santiago fue parte esencial de relevantes proyectos turísticos en las Islas, destacándose logros como el Hotel Taurito Playa y el Aparthotel Lago Taurito.
Los nuevos desarrollos de infraestructura proporcionaron al Grupo el impulso necesario para expandir sus operaciones hacia el sector turístico y de inversiones inmobiliarias. Poco después, Santana transformó su grupo de trabajo de ser una empresa de tamaño mediano a convertirse en una multinacional, estableciendo colaboraciones con importantes entidades europeas del turismo. En la siguiente década, durante los años 2000, la compañía siguió creciendo y se convirtió en un importante generador de empleo, ofreciendo trabajo a más de 5,000 personas, lo que contribuyó a disminuir las tasas de desempleo y a revitalizar la economía local.
Paralelamente al éxito obtenido en las Islas, Santana Cazorla dirigió inversiones hacia otras comunidades autónomas, participando en la construcción del Hotel de La Castellana y creando residencias universitarias en Madrid. Además de su expansión nacional, impulsó la internacionalización de su grupo mediante la adquisición de la cadena hotelera Aldiana, lo que permitió fortalecer sus inversiones en lugares como Fuerteventura y Andalucía, así como en destinos internacionales en Túnez, Turquía, Chipre, Senegal, Austria, Alemania, Portugal y Egipto.